"Los placeres de comer"

• Hola en está ocasión vamos a compartir un

  escrito de Makuchina Fito Aromaterapía  

  basado en "The Pleasures of Eating " del

   poeta-agricultor Walter Berry   y así saber

   un poco el por qué debemos consumir

   orgánicos en está era de ciudades.

  
  

  
  
  

  

  
  

  Pocos podrán negar que la actual crisis “moderna” global, gestada al calor de la hegemonización de un único sistema económico durante varios siglos, apabulla y desempodera a mas de uno de nosotros. Este modelo de sistema económico, lejos de abrazar una escala humana o ser sostenible, la ha puesto en jaque; no solamente despojando diversos estilos de vida (ejemplos claros de calidad de vida), sino privándonos también de la satisfacción de las necesidades más básicas y de bienes que nunca fueron ni serán candidatos de pertenecer a alguien (la naturaleza).

  
  

  Comprometer nuestro futuro, actuando como homo economicus, comprometiendo el bienestar y salud de las generaciones por venir, es un verdadero acto de genocidio, completamente lógico según las patologías generadas por la economía vigente, pero para nada justificables, ni válidas.

  
  

  Una política de desarrollo orientada a satisfacer las necesidades humanas sin comprometer la oportunidad de satisfacer las necesidades de generaciones futuras (desarrollo sostenible) debe trascender la racionalidad económica convencional, pues compromete al ser humano en su totalidad. Al repensar las necesidades no como carencias sino como potencialidades (revelar su carácter dialéctico) podemos comprenderlas también como recursos y como intercambios, así como los satisfactores pueden ser procesos, formas de organización, participación, y entonces los bienes no se reducen a bienes económicos o materiales (un bien puede ser un satisfactor por ejemplo la calidad de algun alimento brinda salud, bienestar o las condiciones y atmosfera de trabajo pueden satisfacer la necesidad de protección e identidad).

  
  

  Repensar el consumo de alimentos en diversas dimensiones nos lleva a entender que es simultáneamente una necesidad, un satisfactor y un bien o varios de los tres (factores sinérgicos), así tienen efectos distintos en contextos diversos. Es decir, los procesos de cómo se generan los bienes, y como se organiza su consumo son de mucha importancia para poder trascender la racionalidad económica que ha comprometido la vida del planeta entero.

  
  

  La construcción de una economía a escala humana exige, entender y desentrañar la relación dialéctica entre necesidades, satisfactores y bienes económicos, a fin de pensar formas de organización económica en que los bienes potencien los satisfactores para vivir las necesidades de manera coherente, sana y plena.

  
  

  Integrar la realización armónica de necesidades humanas en el proceso de desarrollo

  significa la oportunidad de que las personas puedan vivir ese desarrollo desde sus comienzos, dando origen así a un desarrollo sano, autogestivo y participativo, capaz de

  crear los fundamentos para un orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad social y el crecimiento de las personas y de toda la persona.

  
  

  Así es como tal vez Wendell Berry llega a la conclusión de que comer es un acto agrícola. Es deber de quién propone las economías alternativas que el consumidor pasivo de productos industriales logre rastrear las relaciones y procesos dialécticos entre el plato de comida servido frente a sí y su lugar de origen, conteniendo las diversas interrelaciones con la biodiversidad. Así mismo las políticas de la alimentación involucran dimensiones éticas y de nuestra propia libertad, y mientras seamos ajenos a los procesos agroecológicos y alguien siga controlando nuestro alimento no seremos más libres que ahora.

  
  

  Nuestras elecciones en cuanto a los satisfactores de nuestras necesidades más básicas (alimento y agua) influyen de manera decisiva en los procesos y relaciones que tenemos con otras personas y con la naturaleza. Es importante tener presente que los humanos estamos contenidos, en diversas formas de organización, dentro y por el medio natural, y que constantemente estamos interactuando para bien o mal, conciente o inconcientemente, con este.

  
  

  Elegir productos y servicios de origen orgánico y/o agroecológico es participar activamente en la toma de decisiones sobre formas de producción y organización de su consumo, de una manera empática, tanto como para diversos grupos de personas, como para el entorno natural. Garantiza no solo cubrir una necesidad fisiológica, como el alimento por ejemplo, sino que involucra factores sinérgicos como la salud, identidad, protección, libertad, etc.

  
  

  Así que a manera de reflexión abro las siguientes preguntas:

  
  

  ¿Cuáles son las relaciones más cercanas u obvias que tenemos las personas que habitamos en una ciudad como el DF con la naturaleza?

  
  

  ¿Dónde estamos localizados como citadinos en el ciclo geológico del agua?

  
  

  ¿Entendemos los procesos de producción, distribución, consumo de combustible, que hay atrás de un plátano, de un pedazo de carne o de cualquier hortaliza?

  
  

  ¿Por qué estoy eligiendo un producto orgánico, en un foro tianguis alternativo y no uno que venden en un supermercado?

  
  

  En tiempos donde la crisis en todas las dimensiones (social, económica, ecológica, etc) nos desempodera hasta parecer que no hay alternativas u opciones, un poco de desobediencia civil no violenta, como la elección de no contribuir con monopolios e industrias de alimentos tóxicos, llenos de químicos, procesados, refinados y elegir consumir y participar en el movimiento agroecológico y orgánico otorga un poco de luz en nuestro caminar hacia ser un poco más libres y saludables.

  
  

   Por Makuchina Fito-aromaterapía